IV. EL EBRO MEDIO y LAS RIBERAS

Las Riberas.




A partir de aquí, el Ebro se desliza con pendientes más reducidas, lo que permite un aprovechamiento directo de sus aguas, hasta el punto de que se utilizó para la navegación hasta tiempos bien recientes, desde Logroño y el puerto de Varea, y más adelante el de Zaragoza, hasta su desembocadura en el Mediterráneo.



Los valles de Iregua y Leza, aún en La Rioja, son un didáctico ejemplo de la utilización del territorio y del agua por el hombre: las calizas de tierras altas son explotadas como canteras; en alturas medias, donde aún se mantienen molinos hidráulicos de trituración e innumerables hornos de calcinación, son explotados los yesos; y en las tierras bajas, al borde de los regadíos, aparecen los molinos harineros de “tipo de acequia”, o de corriente, que no disponen de embalse y están sometidos a la prioridad del agua para los turnos de los regadíos.



Un ejemplo de lo dicho, ya en riesgo de desaparición por la intromisión urbanística en los regadíos, son los molinos hidráulicos de la localidad de Ribafrecha. (fotografías 11 y 12: Ribafrecha).



En Lodosa encontramos los primeros testimonios de antiguas norias y acueductos que dejaron sus huellas en arranques de arcos en las medianeras de las actuales edificaciones. Hay allí un singular conjunto de azud y turbina para regadíos cuya maquinaria, hoy en desuso, forma parte de un patrimonio que sólo volveremos a encontrar en Alcanadre y que, bajo el nombre de “La Máquina”, sigue funcionando en la actualidad. En esta misma localidad se encuentra el discutido acueducto romano de Alcanadre. En Calahorra hay también importantes testimonios de molino que han sido excavados recientemente



Aguas abajo, en El Bocal, cerca de Tudela, se encuentran las grandes infraestructuras de los siglos XVI y XVIII, con azudes y almenaras, que son origen del Canal Imperial de Aragón que llevaría sus aguas a Zaragoza.



Si bien no es objeto de descripción detallada en este texto, El Bocal es un impresionante conjunto fluvial difícil de igualar en nuestra península tanto por su valor histórico como por la dimensión urbanística de sus instalaciones: viviendas, farmacia, hospital, iglesia, teatro, todo con un trazado “exnovo”; un poblado al viejo estilo del urbanismo ilustrado. El Canal Imperial también disponía de molinos y artificios, alguno de los cuales aún se mantiene íntegramente, como es el caso de una sierra hidráulica para las carpinterías y talleres del conjunto.



Son estas tierras propias de grandes regadíos e infraestructuras hidráulicas, en las que es innegable la influencia árabe con relación a la explotación del agua: se extienden términos tales como tajadera, noria, ceña, mejanas, almazara, etc. Aquí, en Tudela, localizamos una importante almazara hidráulica intacta situada junto al puente; es la primera y quizás única que conozcamos que está movida directamente por las aguas del Ebro. (foto13: El Ebro y los regadíos).



En los territorios planos a partir de aquí, la baja velocidad de las aguas dibuja un paisaje en el que destacan lo que sus habitantes denominan sotos, meandros, galachos y mejanas. Cuando un meandro se rompe, una zona de agua queda fuera del cauce, formándose lagunas llamadas en Aragón galachos. Las porciones de tierra que quedan aisladas por el agua se denominan sotos y mejanas. Esas derivaciones del curso del río son utilizadas casi siempre para la instalación y apoyo de los azudes que sirven a los noriales y molinos.